jueves, 21 de octubre de 2010

Guisos con políticos

Amamos a nuestros seres queridos, pero
dejamos que su carne la coman los gusanos.

Turmas de político, en paro

Esta receta es un homenaje para aquellos que encontraron el paro antes de llegar a la jubilación; sus esfuerzos no fueron en vano, apreciamos sus turmas.

Las turmas son ese par de bolas que tienen los mamíferos de sexo macho, aunque algunas femichistas también presumen de ello. Escogemos las turmas de político en paro por su considerable tamaño, además, tras el paro, ya están depiladas; o sea, las escogemos no porque el tipo haya trabajado de peón caminero, sino por el tiempo que lleva tocándoselas.

Ración

Un par de turmas para toda la familia, y otro juego para cada miembro que esté en paro.

Elección

Hay abundancia de turmas en paro después de cada cambio de gobierno (nacional, regional, municipal, sindical, deportivo …), se recogen al gusto durante todo el año.

Preparación

Se hierven en abundante agua, con 2 hojas de laurel, en un balde de cobre. Se dejan enfriar y se abren en 2 mitades.

Se sirven en un plato llano - puestas como 2 corazones mirando al cielo- rodeadas con fresas del bosque y unas hojas de menta. Están más sabrosas acompañadas de champagne, champagne regional si el político fuera de fama regional.

viernes, 8 de octubre de 2010

Guisos con políticos

Amamos a nuestros seres queridos, pero
dejamos que su carne la coman los gusanos.


Jeta de ministro

En los bares de suburbio, abundaban platos con nombre sugerente: ensalada imperial, pies de ministro, ... Tras la democracia española, algunos platos cambiaron de nombre, la imperial pasó a ensalada rusa, desaparecieron los “pies de ministro” y nacieron los pies de cerdo. Nunca vi un plato llamado jeta de ministro, ahora os cuento como prepararlo.

Ración
1 Jeta por comensal o una para varios, según el rango.

Elección

Las jetas de ministro tienen algo en común: su inmenso tamaño. Otras carnes pueden elegirse ya descuartizadas, pero no así la jeta de ministro que requiere un período de observación previa. Los ministros son fácilmente accesibles. Elegimos a uno de ellos, le miramos a los ojos: si su cara cambia de color, su carne es fresca, si mantiene el color, su carne está pasada, si se pone pálido le queda poca vida, no arriesgue en él.

Otra opción es fijarnos en el curtido de su piel. Si la cara es de color moreno-albañil, nos hemos equivocado de sujeto; si es moreno saludable, de nieve o de mar: hemos acertado. Si es rojilla con los ojos saltones: es un ministro ruso. Si sus ojos están rasgados: es chino o japo.

Preparación

Una vez haya elegido a su pieza, preséntele una vedette porno para alegrarle el ojillo, o preséntelo un financiero para alegrarle el bolsillo.

Lávele la cara, si el sujeto está saliendo de un estudio de TV. Si lo encuentra en la calle, sea Vd. piadoso: límpiele el sudor de la frente, con algodón blanco. Si el ejemplar es de ministra, cuide las pestañas y el rimel. Use crema desmaquilladora y acetona para limpiar la cara de la señorita; después, pase una plancha muy caliente, suavemente, para estirar las arrugas.

Los ojos acostumbran a tener buen aspecto, sin lágrimas. Las lágrimas son saladas, pero como los ministros nunca lloran su jeta es sosa. Sazónela con alegría.

Deshuésela igual que la jeta de cerdo, pero reconstruya después su expresión inicial, hasta que parezca humana.

Cocción
La jeta de ministro pertenece al grupo genérico de “carnes de político” (consulte el apartado en este libro). Se guisa en su jugo, igual que esas otras carnes, pero, al ser más dura, requiere más tiempo de cocción.

Sírvase sobre una corona, de laurel.

Esta receta es para guisar jeta de ministro. En los comercios de menudillos encontrará otras variedades como jeta de consejero: regional, comarcal, provincial, municipal, de distrito, de barrio … Haber, haylos.